Tal como está elaborado el planteamiento de la huelga general, nos resulta que siembra la pasividad y la desmovilización. Está resultando una herramienta obsoleta. El conjunto de los métodos sindicales y políticos adaptados en esta etapa histórica, se han convertido en caducos y contraproducentes en el horizonte de la nueva época que se está viviendo.
La idea de hacer una huelga general se viene debatiendo desde que el gobierno anunció las medidas de austeridad. Unos planteamientos de deseo de unidad, una búsqueda de cómo dar una respuesta unida como clase, creando una fuerza que pare los pies a la interminable cadena de ataques a nuestras condiciones de vida.
La convocatoria del 29 de septiembre, constituye un medio de crear o al menos un intento de avanzar hacia esa unidad y esa fuerza colectiva como trabajadores. Pero está resultada una huelga hecha precisamente para crear todos los obstáculos posibles a la materialización de esa unidad.
Ir a la huelga se plantea como un asunto individual de ciudadanos que "ejercen el derecho constitucional a parar el trabajo “a cambio” del correspondiente descuento en su salario.
Es especialmente frustrante, pues supondría un momento para combatir ese modo de vida capitalista y en realidad no hacen sino prolongarlo en nombre de la unidad y de la lucha. La huelga general sindical tal como se está utilizando se desnaturaliza y priva de todo contenido de clase AL ALMA de la huelga para convertirla en un ritual más de la gran comedia democrática.
En realidad, Y ES URGENTE nuevas situaciones como las personas requieren recetas específicas. Se hace indispensable el "liderazgo situacional", el cual tiene en cuenta y en consideración a los agentes influenciados, recursos, procesos y por encima de todo, a la gente.
¿Cuál sería La solución a esta situación? , Ser cada vez más adaptables y flexibles, menos aferrados al pasado y más abiertos al cambio y mejoras.
La sensibilidad es la habilidad para percibir más allá de lo aparente. Ver a las personas como seres humanos y no simples máquinas. El principal objetivo, sin importar el producto o servicio del que nos valgamos, es el servicio y beneficio de las personas.
Una vez identificada nuestra prioridad en la gente y el equipo de trabajo, el siguiente paso es la construcción de relaciones duraderas en el tiempo, comúnmente denominada "lealtad" o "fidelización". No existe duda, de que es más conveniente y placentero, mantener a las personas actuales a base de crecimiento mutuo, respeto y transparencia.
Lo más fácil es nadar en aguas mansas y tranquilas, pero la realidad es otra, ya que debemos concienciarnos de los constantes cambios que se pueden suceder en todo proyecto, así como de los cambios en las reglas de juego, el ingreso de nuevos competidores, la modificación de las necesidades, el re direccionamiento, modificaciones, el ingreso y salida de personal, las piedras en el camino, las fallas o los errores causados.
Por ello, es conveniente prepararse de antemano con una buena dosis de cambios o hechos dispuestos para atender los diversos escenarios posibles. Y en el evento de presentarse un hecho no predecible o no programado, debemos ante todo mantener la serenidad, el buen juicio, la creatividad, el trabajo en equipo, la toma de decisiones y la diversificación para cubrir los riesgos.
Aunque la presión puede generar destellos de innovación, la mejor manera de innovar es preparar a la organización y a su gente para que de manera regular, genere aportes y mejoras, que motive ,que reconozca los logros y aplique las ideas periódicamente.
No es aceptable la agresión verbal y mucho menos cuando se aprovecha del poder jerárquico para hacerlo, a través del insulto, la burla o el menosprecio. No es aceptable la imposición de normas y criterios de manera unilateral, ni el uso de la violencia para lograr nuestros deseos, ni hacerse el de los oídos sordos ante las necesidades del otro, ni el abuso en el tiempo, ni la intimidación, ni la utilización del miedo para mantener nuestro estatus.
Todas las personas sin distinción merecen nuestro respeto, el derecho a ser escuchados y comprendidos, la apertura de canales de comunicación, la aceptación de las diferencias y de la individualidad, la declaración de inocencia hasta que se demuestre lo contrario, el derecho a la intimidad y a contar con su propio espacio, y sobre todo el no abuso del poder.
En los momentos de crisis lo principal es mantener los canales de comunicación bien abiertos para apoyar, transmitir confianza y direccionar los esfuerzos.
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